En las pasarelas que anunciaban las tendencias de vestuario y maquillaje para esta primavera-verano, quedaba claro que los colores estrella eran el azul y el verde.
El azul es fresco, sirve tanto para el día como para la noche y es muy sofisticado y elegante. Es un color que triunfó sobre todo en décadas pasadas, especialmente en los míticos setenta, pero actualmente se utiliza con cierto reparo al considerarse muy llamativo, poco natural, y las personas que no confían mucho en su capacidad para maquillarse no suelen atreverse a incorporar
a su paleta habitual. También existe una idea bastante arraigada y errónea de que los tonos azules sólo quedan bien a personas con los ojos claros. Eso es como decir que los marrones sólo favorecen a las mujeres con iris castaños.
La gama de azules es lo bastante amplia como para usarla con todo tipo de ojos. Los tonos más intensos son apropiados para destacar ojos claros, verdes o avellana. Las personas con ojos más oscuros pueden maquillarse con azules pastel y aprovechar el contraste, o atreverse con variantes más pigmentadas si quieren impactar.
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Si apuestas por el color fetiche de la temporada, al igual que el verde, tienes la opción de recurrir a sombras o eyeliners. Puedes maquillar todo el párpado o únicamente delinear la línea superior o inferior de tus ojos. Se trata de colores tan potentes que atraerán toda la atención hacia tu mirada. Si quieres seguir siendo fiel al eyeliner negro, puedes combinarlo con los tonos verdes, turquesas, celestes y azules sin problemas.
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